NATALIA MILLÁN AFRONTA EL RETO DE ASUMIR EL PERSONAJE CREADO POR MIGUEL DELIBES

«Cinco horas con Mario», la novela que Miguel Delibes publicó en 1966 y que se convirtió en obra de teatro con Lola Herrera de protagonista, José Sámano de productor y Josefina Molina de directora en 1979, regresa a Madrid, por cuarta vez, ahora en el Teatro Reina Victoria, tras haber pasado ya por Valladolid y Sevilla, entre otras localidades, y con Natalia Millán como protagonista.

Estamos en Marzo de 1966. Carmen Sotillo, ahora interpretada por Natalia Millán, a los 44 años, acaba de perder a su marido Mario de forma inesperada. Una vez que las visitas y la familia se han retirado, ella sola vela durante la última noche el cadáver de su marido e inicia con él un monólogo-diálogo en el que descubrimos sus personalidades y los conflictos de su matrimonio. Con una forma entrecortada, detallista al mínimo, reiterativa y llena de tópicos, Carmen Sotillo dice cosas, manifiesta sentimientos y emite juicios, que hoy pueden parecer increíbles. Pero ese lenguaje existía, esos juicios se emitían, esas «cosas” de Carmen estaban en la vida de todos los días.
«Cinco horas con Mario” es, entre otras muchas cosas, un documento vivo de esos años. De las preocupaciones económicas, religiosas, políticas, sexuales y morales entonces imperantes que Delibes, a través del lenguaje de su protagonista, dejó retratadas con nitidez, de forma que la vida española de entonces llega a palpitar viva en sus palabras.
Pero, por encima de todo esto, «Cinco horas con Mario” habla de los asuntos eternos del ser humano: de la culpa, de la soledad, de la incomunicación, del sentido de la vida. Como siempre en Delibes partiendo de un localismo concreto encarna en sus personajes y en sus conflictos las realidades más profundas y complejas que condicionan nuestra vida.
«Ambiciones, zancadillas, trepas, liberalismo versus tradicionalismo… En fin, algo que está muy de actualidad. No es una obra políticamente correcta aunque lo que Carmen dice lo piense mucha gente. Es todo muy gráfico, muy próximo, muy de imagen», sostiene Josefina Molina. El texto, del que son autores de la adaptación para el teatro Sámano y ella, es «una fuente inagotable», de la que ellos han extraído la «quintaesencia» para hacerlo más comprensible.