Escrita por Juan Mayorga, el teatro es la excusa para enfrentar a dos personajes los distintos modos de vivir la vida y hablar de la necesidad de sentirse querido

Los actores Juanjo Puigcorbé y Pere Ponce se reúnen en el escenario para reflexionar sobre la esencia del teatro y de las emociones con la obra «El crítico», escrita por Juan Mayorga y dirigida por Juan José Alfonso. Puigcorbé se reconcilia con las tablas después de su última aparición en teatro en el año 1993. La obra se estrenó en el Teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife el pasado 21 de septiembre y desde 10 de enero se instala en el Teatro Marquina de Madrid.

«El crítico», que lleva el subtítulo de «Si supiera cantar me salvaría, supone el regreso de Juanjo Puigcorbé al teatro, hace 20 años. «Me habían ofrecido cosas más comerciales que no me habían acabado de gustar. Sí que hubiera deseado que me hubiesen llamado de algún centro dramático, pero no ha sido el caso. No me han llamado del Teatro Nacional ni del Teatro Español desde hace 20 años, eso sí que no me ha gustado», comenta Puigcorbé.
El actor se mete en la piel de un crítico de teatro, Volodia, quien se dispone a escribir acerca de la obra que acaba de ver, escrita por Scarpa (Pere Ponce). Antes de que comience con su labor, el dramaturgo irrumpe en la casa del crítico. A lo largo de este encuentro, el teatro será la excusa para enfrentarse sobre los distintos modos de vivir la vida y hablar de la necesidad de sentirse querido. La ironía, el humor y el juego de gato y ratón que existe entre los personajes esconderá sus pasiones soterradas: la necesidad de reconocimiento y de transmitir una herencia.
Pere Ponce destaca que se trata de una obra «muy comprometida que requiere una gran capacidad para estar a la altura del texto». «Es una obra que enriquece, porque es una reflexión sobre el aprendizaje, el alumno y el maestro», indica.
En palabras de Mayorga, Volodia es un «personaje noble, que ejerce la crítica como arte». El autor de este texto indica que, tal y como señaló el filósofo Walter Benjamin, «el crítico es una figura necesaria, otra cosa es que sea perfecto o no. Yo tengo muchos amigos críticos. Respeto sus opiniones y, cruzaré los dedos, siempre han sido buenas», indica. En este sentido, añade que el «texto siempre sabe cosas que el autor no conoce» y, por lo tanto, el mejor crítico es aquel que sabe verlas. Tal y como manifestan tanto el director como el autor de la obra, la reflexión sobre el teatro es un pretexto e incluso un símbolo de una «tentación» que existe en todo ser humano: la de «juzgar y poner límites a los demás». «También hay un Volodia en mí, alguien que pide demasiado a los demás», añade. Entre estos dos hombres existe una mujer, una figura que, según que ha revela Mayorga, «tiene que ver con cómo cada uno lleva a cabo su crítica y su obra».