Danny DeVito recibe el Premio Donostia del Festival de San Sebastián

«Eres un gran pez en un estanque pequeño”. Esta es una de las frases que, pronunciadas por Danny DeVito, aparecieron en el vídeo con el que el Festival de Cine de San Sebastián quiso honrar al actor, director y productor estadounidense instantes antes de otorgarle el Premio Donostia en la noche de este sábado 22 de septiembre. La frase en cuestión pertenece a «Big Fishy» bien podría servir para definir la personalidad del galardonado: su humanidad, su nobleza, su «maravilloso sentido del humor”, tal y como destacó el cineasta Juan Antonio Bayona, encargado de entregarle el premio.

DeVito compareció emocionado en el escenario del Kursaal, «abrumado por la generosidad que me han demostrado los fans desde mi llegada a esta ciudad”, según confesó. Y fue precisamente a ellos «a esos que aman el cine y ahorran un poco de dinero para ir a las salas”, a quienes dedicó el galardón dando por buena esa máxima según la cual la humildad es la principal virtud del buen artesano. Danny DeVito lo es, se trata de uno de los más fecundos trabajadores de la industria del cine en el último cuarto de siglo.

Ya desde niño pasaba todos los fines de semana metido en la sala de cine de su pueblo natal, Neptune en Nueva Jersey. Admiraba a los hermanos Marx y a Humphrey Bogart aunque entonces jamás pensó que acabaría siendo actor. Años después lo decidió, se puso a ello y no sólo acabó siendo actor, sino que hoy día ejerce de actor, director, productor y, en ocasiones, de guionista. Según Danny DeVito, que ayer recogió el Premio Donostia, el único secreto para haber logrado todo esto es lanzarse con decisión y tener confianza en uno mismo. «Me gusta dirigir, pero yo sobre todo soy actor”, quiere dejar claro casi desde un principio.

Este gran actor, que desde que llegó a San Sebastián no ha hecho otra cosa que desbordar simpatía y buen humor, recuerda haber visitado Santiago de Compostela cuando tenía 22 años. «Vine con mi sobrino a comprar una guitarra española y a una Masterclass. Pero resulta que mi hermana se confundió y el evento había sido un año antes”, recuerda entre risas.

El actor también ha venido a San Sebastián a promocionar «Smallfoot», película de animación a la que pone voz, algo que ya ha hecho en varias ocasiones en su carrera. «Me encantan estas películas, que son para niños pero tienen un poso importante. Las películas así tienen esa parte de aventura y diversión, pero además aquí tenemos muchos temas, como la inclusión, la xenofobia, tener miedo de lo desconocido. Son cosas que me preocupan”, dice.

Y en esta ocasión además, no sólo ha puesto la voz del personaje protagonista en inglés, sino que lo ha hecho además en español, italiano, alemán y ruso, «fue como subir el Everest. Pregúntame si lo haría otra vez… Creo, además, que ¡he estropeado todos los idiomas!” y lo dice todo de tal manera que seguimos viendo en él, a ese personaje entrañable, divertido y humilde, que descubrimos es también como persona. Y ni siquiera parece ser consciente de las proezas que realiza.

A Danny DeVito le gustaría volver al teatro pero no le gusta planificar, es más de tomar las cosas como le vienen y vivir el momento, pero sí le preocupa el mundo que les vamos a dejar a nuestros hijos. De hecho, aprovecha el simple acto de beber un vaso de agua para reivindicar lo siguiente: «Tenemos que ser conscientes de lo que hacemos en el momento. Por ejemplo, de la importancia que tiene este simple vaso de agua. Vengo de un país que ha dado la espalda al calentamiento global y esperemos cambiar eso en las próximas elecciones”.

Como importante también ha sido su labor como actor y director en películas como La guerra de los Rose, Hoffao Tira a mamá del tren, como productor de películas tan conocidas en el cine reciente y tan diversas como Erin Brockovich, que fue candidata al Oscar como mejor película, Pulp Fiction y Gattaca. O como actor, director e incluso guionista en Matilda. ¿De qué no es capaz Danny DeVito?