En el Teatro Alcázar de Madrid se representa «Aladín, un musical genial”, un notable espectáculo de imaginación y color

«Aladín, un musical genial” se representa en el teatro Alcázar de Madrid con numerosos galardones en su palmarés y una delicada atmósfera poética que envuelve todo el espectáculo. La dirección es de José Tomás Cháfer y la música y las letras de las canciones de Josep Mollá, en una función llena de color.

El musical vive un gran momento en España por varios motivos. Entre ellos: La extraordinaria aceptación por parte del público y el cada vez mayor número de actores y actrices que saben interpretar además de cantar y bailar. «Aladín, un musical genial” tiene, sobre todo, una colosal calidad visual. Se trata de una obra construida con imaginación para obtener el máximo rendimiento de sus cualidades, que son muchas e importantes. En el imaginario de la obra hay una magia que lo envuelve todo, a veces hecha de telones y de juegos de luces, de pericia por parte de los creadores para incentivar la imaginación del público y conducirlo a los recónditos rincones del cuento, de las historias imposibles que únicamente pertenecen al ámbito de los sueños, pero que finalmente logran introducir a la gente en la lámpara maravillosa donde habita el genio amigo de Aladín. La historia es sabida: el malvado Yasuf persigue a toda costa casarse con la hermosísima princesa Jasmín para convertirse en sultán y dominarlo todo. Y un personaje desliza en la función una frase del cuento pero que pertenece a la realidad de todos los tiempos: «Y es que cuando tienes poderes consigues todo lo que quieres”. Porque Yasuf anhela eso: El poder. Suena. Tal vez en el periódico de hoy mismo.

Este «Aladín…” deslumbra a los niños pero gusta, sobre todo, a los adultos. Hay buenas voces, coreografías logradísimas, canciones alegres y pegadizas. El libreto se dice y se interpreta bien. Y existe, ya está dicho, una atmósfera poética que lo envuelve todo. Porque el espectáculo se inspira también en el cuento de «Las mil y una noches”, con su aroma a Oriente, con mercadillos en los que habita el amor entre mercancías jugosas y el joven mendigo inteligente y valiente que terminará haciéndose acreedor a los favores del genio de la lámpara. Y este «Aladín…” es una aventura extraordinaria con momentos de music-hall en el interior de una remota cueva donde hay ratas amables y grandiosos tesoros. Al final, el malo es engullido por la lámpara. Y triunfan los buenos. Puro teatro, naturalmente.