El actor austriaco, nominado al Oscar por «Fugitivos», trabajó en 150 títulos entre cine y televisión

Theodore Bikel, uno de los actores de cine y teatro más versátiles, ha muerto a los 91 años en Los Ángeles, de causas naturales. Recordado sobre todo por su participación en Broadway en «El violinista en el tejado», el intérprete de origen austriaco también fue el primer capitán Von Trapp sobre las tablas en «Sonrisas y lágrimas», y participó en 150 títulos de cine y televisión, algunos tan conocidos como «La reina de África» (1951), «Moulin Rouge» (1952), ambas dirigidas por John Huston.

Su aspecto bonachón y su figura inmensa (medía 1,85 y pesaba más de lo que habría querido confesar) se complementaban con una gran profesionalidad. Clavaba los papeles de villano y debido a su facilidad para los idiomas (llegó a cantar en más de veinte) a menudo era elegido para papeles extranjeros: fue un oficial alemán en «La Reina de África», rey de Servia en «Moulin Rouge» o ruso en «Star Trek: la nueva generación». Tocaba la guitarra, la mandolina, la balalaika y la armónica. Era el actor perfecto, versátil y multidisciplinar.

Entre sus películas más conocidas, destacan «Orgullo y pasión» (1957), «¡Quiero vivir!» (1958), «My fair lady» (1964), «¡Que vienen los rusos!» (1966), «La noche de los cristales rotos» (1991) o «Fugitivos». por la que fue nominado al Oscar.

Cuando ya apenas hacía cine y trabajaba en infinidad de series de televisión, rara vez con más de una aparición. «Se ha escrito un crimen» y «Falcon Crest» fueron dos de las pocas en las que trabajó en más de un episodio.