Sean Connery ha muerto a los 90 años de edad en su residencia de las Bahamas este 31 de octubre. En 2011 se había retirado de la actividad pública y en 2003 había puesto fin a una carrera de medio siglo como actor. «Padecía demencia y murió en paz, mientras dormía», según su esposa Micheline Roquebrune, pintora francesa con la que el legendario actor de 007 se casó en segundas nupcias en 1975. A lo largo de una carrera que abarcó de 1954 a 2003 como actor interpretó decenas de películas, siendo el primer James Bond, que le dio fama mundial.

Fue el papá de Indy en «Indiana Jones y la Última Cruzada», un monje medieval metido a detective en «El Nombre de la Rosa», un talludito Robin Hood en «Robin y Marian», un minero en una luna de Júpiter solo ante el peligro en «Atmósfera Cero», un héroe en un futuro postapocaliptico en «Zardof», un buen policía que ayudó a encarcelar a Al Capone en «Los intocables de Elliot Ness»…

Nacido en Edimburgo, Thomas Sean Connery llegó al cine tras desempeñar diversos trabajos como lechero, camionero, o alistarse en la marina británica. Practicamente de culturismo, fue un tiempo modelo, ayudado por su cerca de 1,90 de altura. La búsqueda de actividad laboral le llevó al teatro y de él, a la interpretación llegando pronto al cine. Consiguió su primer papel en «Liliacs in the Spring» (1954), como poco más que un extra, y el primero como secundario en «No road back» (1957) en la que interpretó a un gangster de poca monta, y fue ya coprotagonista en «Brumas de Inquietud» (1958).

El éxito le llegó con la película «Agente 007 contra el doctor No» (1962), la primera gran producción cinematográfica con el personaje de James Bond como protagonista. Las novelas sobre Bond, espía y agente secreto creado por el escritor británico Ian Fleming, eran ya un éxito mundial, y tras algunas adaptaciones menores a televisión y cine se pensó en una producción de alcance. El personaje estaba pensado para Cary Grant, según es conocido, pero este no lo aceptó. Sean Connery tuvo con él un éxito arrollador e interpretó a James Bond en seis películas, y fue el actor que creó el modelo del personaje.

Abandonó la serie tras «Diamantes para la eternidad» (1971) por miedo a ser encasillado, pero no pudo evitar que en el futuro se reconociera, si no como el mejor James Bond, sí como el baremo para juzgar los demás actores que le han sucedido en el personaje y aún retomaria el personaje en un Bond no oficial: «Nunca digas nuna jamás».

Sean Connery quedó siempre asociado a grandes producciones y películas con mayor o menor grado de acción. Sobre todo en los años 70 intervino en todo tipo de producciones. De ciencia ficción «maldita» como .»Zardoz» (1974), la aventura polar en «La Tienda Roja» (1971), la aventura de ciencia ficción en «Atmósfera Cero» (1981), o «El primer gran asalto al tren» (1978), la primera película de relevancia de Michael Critchon.

Todas estas películas tuvieron alcance limitado, pero Connery intervino también en producciones que pasarán a la historia del cine: la aventura colonial «El hombre que pudo reinar» (1975), estuvo en «Los Inmortales» (1986), en «Indiana Jones y la última cruzada» (1989), en «Robin Hood príncipe de los ladrones» (1991) donde aparecía brevemente al final como Ricardo Corazón de León, levantando los aplausos de los espectadores, y en «Los Intocables de Elliot Ness» (1987) donde fue un secundario que robaba todo el protagonismo cada vez que aparecía en escena, logrando su único Oscar.

Su último trabajo como actor fue «La liga de los hombres extraordinarios» (2003), en la que interpretaba al aventurero de ficción Alan Quatermain, en una suerte de cierre de círculo de su carrera. Curiosamente, con frecuencia interpretó personajes identificados con Inglaterra o el Reino Unido, pese a que él era políticamente nacionalista escocés, e hizo campaña a favor de la independencia de Escocia, y tras su retirada, rechazó papeles del nivel de Gandalf en «El Señor de los Anillos»‘. Fue nombrado caballero del Imperio Británico en el año 2000. Realizó campaña a favor de la salida de Escocia de Gran Bretaña. Residió en Marbella e incluso protagonizó en 1972 un cortometraje para promocionar la Costa del Sol como destino para el turismo de golf, una de sus grandes aficiones.

Siempre se mantuvo en forma: en 1999 fue nombrado «el hombre más sexy del siglo». Connery, de hecho, era también muy buen futbolista pero aunque tuvo ofertas para ser profesional no quiso seguir ese camino pues pensó que su carrera acabaría con poco más de 30 años. Como actor, en efecto, se alargó hasta los 70 y siempre con éxito. Un grande del cine.