El teatro Marquina de Madrid estrena «Más apellidos vascos», ocho historias cortas con personajes distintos a los de la película

La película más taquillera de la historia del cine español, «Ocho apellidos vascos», ha inspirado «Más apellidos vascos», ocho historias enlazadas que sin seguir la trama de la película «respetan su esencia» y confrontan tópicos regionales. La obra escrita por Diego San José, uno de los guionistas del filme, junto a Roberto Santiago, se estrena este jueves 15 de enero en el Teatro Marquina de Madrid.

Dirigida por Gabriel Olivares, al contrario que en el filme, aquí es un joven vasco el que lo pasa mal en Andalucía. Si el público refrenda con su asistencia este montaje, habrá gira por toda España con una descacharrante compañía en la que cuatro actores encaran una treintena de personajes. Con cerrado acento euskera y andaluz, bailan sevillanas, aurreskus y hasta sardanas.

«Confrontamos la alta cocina vasca con la fritura andaluza, por ejemplo, para que se mueran de risa quienes van siempre al teatro, quienes no van nunca y quienes van una vez cada veinte años». Coinciden en el deseo el productor Gonzalo Salazar-Simpson, y Gabriel Olivares. Su reto es triunfar como la película protagonizada por Clara Lago y Dani Rovira que ya han visto casi nueve millones de espectadores y ha recaudado 56 millones de euros.

La base de esta «comedia romántica con un punto de variedades» son las situaciones. Hay alusiones y guiños a la película, pero se ha evitado seguir el guion en una versión teatral que se quiere distinta pero con el corazón de la marca, según la expresión del productor. Es el máximo responsable de La Zona que se alía de nuevo con Mediaset, esto es, Telecinco, cadena que ya saboreó las mieles del éxito con la versión cinematográfica que dirigió Emilio Martínez Lázaro. «Es un lujo inaudito contar con una cadena de televisión como coproductora», se felicita Salazar-Simpson.

La función está interpretada por Leo Rivera, Rebeca Valls, Alicia Solaguren y Carlos Heredia, que afrontan una treintena de personajes en un montaje que segun su director «tiene un poco de teatro de variedades, algo de revista, de ese sabor del teatro muy popular».

Entre los cuadros de la obra están un ertzaina y una policía nacional que velan por la seguridad ante una visita del lehendakari y que acabarán enlazados en un beso de tornillo. También un reconocido y reconocible cocinero vasco, entregado junto a su hija a la confección de un almuerzo que fiscalizará un inspector de la guía Michelin auxiliado por una cocinillas andaluza, o un joven que reclama a la ciudadanía en las calles de Bilbao que se sumen a la campaña «Apadrine un andaluz» como quien contribuye a salvar la vidas de las ballenas.

«Como ocurre e en la película, son historias siempre al borde de lo delirante», señala Olivares sobre las ocho escenas que articulan el montaje y que «fluyen sin ningún parón». Trascurren todas ante una escalera de metal que recuerda a la plataforma de una atracción de feria, «que es lo que de verdad comparen todo los pueblos y ciudades de España», según el director. Sobre ella se despliega una gran pantalla en la que se proyectan vídeos de corte cómico. «El espectador no se encontrará con el mismo argumento que la película, pero lo pasará igual de bien. Hay tópicos autonómicos, sobre esas diferencias que sirven para ver que estamos mucho más cerca de lo que pensamos» sostiene Carlos Heredia, actor da la réplica en el escenario al personaje que Karra Elejalde encarnó en el cine.