Una tragicomedia con violencia y humor, con Mario Casas, Ángela Molina, Vicente Romero, Macarena Gómez y Darío Grandinetti al frente del reparto

En rueda de prensa posterior al primer pase del filme, Paco Cabezas ha justificado el carácter «sur-realista» de la cinta por su origen: «Yo es que soy de Sevilla, me he criado con gente así», ha bromeado. Esa gente son ‘La canija’, una prostituta yonki a la que da vida Macarena Gómez; ‘La Infanta’, (Dámaso Conde) un travesti que no sabe si operarse el pene; Angelito (Vicente Romero), un proxeneta de métodos muy rudimentarios, y ‘El chino’ (Darío Grandinetti), el gánster y malo oficial de la película.
Pero ante todo son Ricky (Casas) y Pura (Ángela Molina), los que soportan el peso de la trama. Ambos dan vida a un hijo callejero sin futuro y a una madre que le abandonó de niño y que ahora sale de la cárcel enferma de Alzheimer (o tsunami, como lo llama ella). El argumento arranca cuando Ricky decide ofrecerle como regalo de bienvenida un puticlub, el Hiroshima.
«Empieza como una comedia, pero esos personajes luego empiezan a pasarlas putas y a sufrir», ha explicado el director, que ha remarcado que los actores son «el 99% de la película». «Para mí no interpretan, para mí son» ha dicho. Los actores, por su parte, han agradecido la perfecta ambientación y el realismo de los decorados, y han recordado el buen ambiente durante el rodaje. «Nos reíamos tanto que había que cortar escenas porque las risas entraban», ha reconocido el director.
Ante la locura de los personajes,Mario Casas es el que debe, en ocasiones, dar un toque de cordura a la historia. Y es que su relación con la madre es «el contrapunto», ha recordado el director, igual que la sensible historia de una inmigrante sin papeles que llega en patera y se verá metida de lleno en los bajos fondos donde transitan el resto de personajes. A pesar de esos toques, la intención del director no fue en ningún caso hacer crítica social: «El drama social no lo entiende como género», ha dicho. Su única intención era «contar una historia», y para ello ha tenido que esperar casi diez años, el tiempo que ha pasado desde que la ideó hasta que llegue a las pantallas.
Esta película, que bebe de las influencias de «Traispotting» y «El club de la lucha», llegará a las pantallas en enero próximo, precedida por los primeros aplausos entusiastas que se han escuchado este año en Sitges. El director ya es un habitual del festival, donde presentó su ópera prima, «Aparecidos», y «Sexykiller», en la que participó como guionista.