«Firmado Lejárraga” vuelve cargado de emoción al Teatro Valle Inclán de Madrid

La obra «Firmado Lejárraga”, de Vanessa Montfort, es una documentada, sutil y hermosa demostración de que María Lejárraga (1874-1974) escribió las casi cien obras, la mayoría de teatro, que se adjudican a su marido, el empresario teatral Gregorio Martínez Sierra. La obra se estrenó la pasada primavera en el Teatro Valle Inclán de Madrid, y ahora ha vuelto al mismo escenario.

Sobre la peripecia del «misterio” de María Lejárraga se han formulado numerosos estudios y se ha escrito mucho en los últimos años. Rosa Montero, amiga de Vanessa Montfort –hasta el punto de que Montero ha sido personaje en alguna novela de Montfort, y Montfort en las de Montero- empieza así el capítulo que dedica a Lejárraga en su libro «Historias de mujeres”: «La historia que voy a contar es asombrosa”. Y describe el temprano matrimonio de María, «dicen los contemporáneos que era feíta”, con Martínez Sierra, «un chico feísimo, sí, cabezón, sin barbilla, las orejas desparramadas y todo el aspecto de un ratón”. Pero ambos crearon durante mucho tiempo una excelente sociedad. María escribía las obras que firmaba a nombre de su marido, y Martínez Sierra, un tipo con extraordinaria habilidad para los negocios, las estrenaba en la compañía teatral que fundó, éxito tras éxito. Pero el problema llegó cuando Martínez Sierra se enamoró e hizo a Catalina Bárcena, joven actriz de 22 años, su amante. «Catalina era una sex simbol de la época”, se dice en la obra. Esta convivencia a tres se prolongó durante lustros y resultó altamente tóxica. María hacía obras de teatro para el lucimiento de la Bárcena, y Catalina triunfaba gracias al talento de otra mujer, con la que su amante estaba casado legalmente, lo que es de suponer que no le hiciera ninguna gracia.

«Firmado Lejárraga” se desarrolla a modo de flashback, con continuas vueltas al pasado –episodios de la vida de María-, y retorno al presente con la investigación de tres estudiosos que tratan de demostrar –y finalmente lo logran- que Lejárraga escribió las obras que se atribuyó Martínez Sierra. La obra desprende un delicado amor al teatro, a la poesía, a la música, a los libros. Van y vienen nombres ilustres de la época. Entre ellos, Juan Ramón Jiménez, amigo durante toda la vida de María. «Ay Dios, qué hombre tan triste has traído al mundo”, llegará a exclamar Lejárraga de Juan Ramón. Y más tarde JRJ le contará, con dolor, que para casarse con Zenobia, la familia de Camprubí le había pedido «un informe psiquiátrico”. Toda la función se desarrolla ante una escenografía magnífica, y el nivel interpretativo es colosal, con Miguel Ángel Muñoz excelente en su papel de Martínez Sierra, como también estuvo colosal como «El Moro” en «El Crack Cero” de Garci. Y el reestreno de «Firmado Lejárraga”, el cuatro de diciembre, estuvo acompañado por mucha gente de la cultura. Entre ellos, el ex ministro Maxim Huerta, el dramaturgo y académico Juan Mayorga, el actor Miguel Rellán, o el novelista Vicente Molina Foix, estuvieron entre el público. El aplauso a los actores, a la autora y al director –Miguel Ángel Lamata- fue prolongadísimo, con la imagen de María Lejárraga al fondo, esa mujer que, en su contrato de maestra –uno de los oficios que desarrolló- se le prohibía, entre otras cosas, «ir sola a las heladerías del centro de Madrid”. Pero María Lejárraga hizo una obra colosal. Aunque no la firmara.