El actor dirige un montaje minimalista del clásico de Shakespeare con su compañía The Actor’s Gang

Con una puesta en escena minimalista y todo el protagonismo para los actores y la palabra, el californiano Tim Robbins presenta en Alcalá de Henares su visión de «El sueño de una noche de verano», que dirige este sábado 27 y domingo 28 en el Festival Clásicos en Alcalá. El montaje viajará después al Festival de Teatro Clásico de Almagro.

Al frente de su compañía The Actor’s Gang, fundada a comienzos de los 80, Robbins, de 58 años, ha explicado los motivos por los que eligió este clásico de Shakespeare, pese al perfil más vanguardista de su compañía y a su propia trayectoria profesional, siempre comprometida con problemas de la actualidad.

«Queríamos recordar al público que el amor existe, que la humanidad es posible y que el perdón es esencial. A veces el acto más revolucionario es un acto de amor», ha señalado el ganador de un Oscar por su interpretación en «Mystic River», de Clint Eastwoood. Y es que cuando hace tres años tomaron la decisión de adaptar esta obra, que llevan casi dos años representando por el mundo, era un momento en que «la economía estaba fatal, había mucha violencia en el mundo y todo parecía difícil y oscuro. No queríamos llegar al teatro para plantear más preguntas sobre lo difícil que era todo», ha añadido.

Sobre la escasa escenografía y la austeridad de su propuesta, ha explicado que al principio obedeció a motivos económicos. La compañía pasó por un bache que se zanjó con el cambio de gerente, pero lo que empezó siendo una necesidad acabó desvelándose como un acierto: «La mejor forma posible de interpretar a Shakespeare es con la fuerza de las palabras y la capacidad de los actores para interpretarlas», ha afirmado el actor y director. Robbins ha destacado la importancia que para él tiene el hecho de traer su trabajo a un festival dedicado íntegramente a los clásicos, algo que consideró «una rareza» muy necesaria, porque se trata de «proyectar la sabiduría del pasado en la sabiduría del futuro».

Aunque volvió a estar nominado a los Oscar en 1996, esta vez como mejor director por «Pena de muerte», Robbins lleva más de 15 años sin dirigir en Hollywood y también como actor ha bajado el pistón, tras haber participado en los 90 en títulos como «Cadena perpetua», o «El juego de Hollywood» y «Vidas cruzadas», de Robert Altman: «He rechazado cosas porque no me han interesado. En mi opinión, ahora hay muchos menos proyectos interesantes. Ha sido una mezcla entre no querer hacer yo cierto tipo de películas y que ellos no me han querido a mí para otras», ha explicado al respecto.

«Pero está bien. Me siento afortunado de poder tener un lugar donde poder crear historias y hacerlo de la misma forma en que creaba mis películas: con integridad, con autonomía, sin jefes», ha precisado. «Prefiero hacer un trabajo puro y del que me sienta orgulloso para diez personas que algo corrupto y condicionado para cien», ha añadido el actor, que recientemente se puso a las órdenes de Fernando León en «Un día perfecto», que se estrenará la última semana de agosto en España, y que también ha trabajado con Isabel Coixet.

No obstante, en la actualidad tiene un proyecto como actor en Estados Unidos, aunque para televisión, la serie ‘The Brink’, de la HBO, junto a Jack Black -quien dio sus primeros pasos en la compañía de teatro de Robbins-. «Estoy bastante orgulloso de este trabajo. Es una sátira muy divertida en la línea de «Teléfono rojo» de Kubrick. Ahora mismo hay mejores guiones en televisión que en cine», explica el actor.