Jennifer Aniston como una dentista ninfómana, Kevin Spacey, como un jefazo dictatorial y Colin Farrell, un maníaco del dinero, protagonizan el filme

«Virgen a los 40», «Algo pasa con Mary», «Resacón en Las Vegas» han sido los últimos hitos de la gamberrada cinematográfica norteamericana de última hornada que, además, se convirtieron en campeonas de taquilla. Vendrá a sucederlas en el trono «Jefes horribles» («Horrible Bosses»), una nueva irreverencia de la cultura pop Made in UsA. Pero que puede batir denuevo récords de recaudación. Hay que tener en cuenta que «Resacón en Las Vegas» se rodó por 35 millones de dólares y recaudó 277. «De boda en boda» («Wedding Crashers») por 40, cosechando 209. Y «Borat» por 18, recaudando 218.

Todos estos títulos convirtieron en estrellas a Steve Carell, Ben Stiller, Owen Wilson y por supuesto, Sacha Baron-Cohen. «Jefes horribles» lo hará con Jennifer Aniston, que lleva una docena de títulos sin dar en la diana, Kevin Spacey, más ocupado con el teatro Old Vic londinense y el recuperado Colin Farrell. El triunvirato responde al del título. Aniston es una dentista ninfómana, Spacey, un jefazo dictatorial y Farrell, un maníaco del dinero perezoso que hereda una empresa de su padre.

Sus desafortunados empleados están interpretados por el encantador Jason Bateman, Jason Sudeikis y Charlie Day. Con un mercurial cameo de Jamie Foxx (encargado de la lengua sucia y las profanidades) en el rol de un chulo que no es lo que parece. Los jefes son increíblemente desagradables, perversos y despreciables. Que es lo que les hace deliciosamente divertidos, a su pesar.

Y es ese tipo de comportamientos lo que hace que el público acuda a verlos. No hay más que recordar el incidente del gel en el pelo de Cameron Diaz, la orgía de los solterones de Las Vegas o cualquier momento del periodista kazajastano Borat, en su viaje por Estados Unidos. El público goza viendo como abusan de sus víctimas. Es lo que se llama «Schadenfreude». Alegría del dolor ajeno.

Mientras que se espera que sea el próximo gran éxito sorpresa, la realidad es que tardó cinco años en realizarse. Su guionista, Mike Markowitz, un veterano productor televisivo, se basó en 2.005 sus propias experiencias, admitiendo que los tres jefes horribles son una versión de sí mismo. Comprado el guión por New Line, primero se le ofreció al director Frank Oz. Después, los ejecutivos pensaron en ofrecérselo a Chris Rock y un reparto enteramente de color. Finalmente, la ha dirigido Seth Gordon por 35 millones de dólares. A estrenar el próximo año, se esperan unos beneficios cósmicos.