«64 minutos con Rebecka», un guión inédito del cineasta sueco, se estrenará en 2018, con motivo del centenario del nacimiento del director, fallecido en 2007

Un guión inédito del cineasta sueco Ingmar Bergman, que ilustra la revolución sexual y social de los años 1960, fue exhumado de los archivos y pronto será llevado a la gran pantalla. Se espera el estreno de «64 minutos con Rebecka» en 2018, con motivo del centenario del nacimiento del director, fallecido en 2007. «Encontrar un manuscrito inédito pero acabado de Ingmar Bergman equivale a descubrir un manuscrito de Hemingway, o incluso uno de Shakespeare…», asegura el director de la Fundación Ingmar Bergman, Jan Holmberg.

Escrito en un cuaderno gris, el manuscrito de «64 minutos con Rebecka» apareció casi por casualidad cuando se decidió ordenar los archivos que el maestro había legado en 2002 a la fundación que lleva su nombre. El guión, escrito en 1969 cuando Bergman tenía 51 años, estaba listo para ser llevado a la pantalla. «Había miles de guiones, borradores, fotos, dibujos, cartas, etc. Y entre esos documentos encontramos este guión (…), una cosa inesperada», recuerda Holmberg.

Bergman, autor de una obra que aborda temas como las relaciones de pareja, la muerte y la soledad, vuelve a tratar estos asuntos en este guión. Rebecka, una joven introvertida que trabaja como profesora en un centro para sordomudos, busca la emancipación sexual, conyugal, política. Embarazada, rebelde, acude sola a una discoteca de intercambio de parejas, confiesa el adulterio a su marido -que le perdona- y acaba dejándolo. Un escándalo para la época.

También es provocador que una adolescente alojada en esta institución se escape para encontrarse con la mujer a la que ama. «Es la obra de un maestro en plena madurez, que escribe una de sus obras maestras», considera Holmberg. Alienación, convenciones morales, pecado, odio filial, deseo, locura: hasta en los diálogos y el nombre de algunos personajes, «64 minutos con Rebecka» anticipa películas como «Secretos de un matrimonio» (1973) y «Sonata de otoño» (1978).

La película debía formar parte de un tríptico escrito y dirigido por Bergman, el italiano Federico Fellini y el japonés Akira Kurosawa. Pero esta colaboración, financiada por un estudio de Hollywood seducido por el cine europeo, más introspectivo, no vio la luz. Unas conversaciones cada vez más acerbas dan fe de las dificultades para encontrar un acuerdo. Los estudios quieren alargar la película para convertirla en una serie de televisión, explica Holmberg. Pero Bergman, el único que recibió una oferta para dirigir la cinta -que habría sido su primera rodada en inglés-, acaba rechazando el proyecto, cansado de las exigencias estadounidenses. «Para mí, se puede hablar de un choque cultural», dice Holmberg. Entre las «escenas de sexo violento y la homosexualidad, [la película] nunca se habría emitido en la televisión estadounidense de los años 1960».

El guión, que ya fue adaptado para la radio, será llevado a la gran pantalla por la directora sueca Suzanne Osten, de 72 años, icono feminista y figura de la vanguardia de los años 1970, que siempre ha criticado la gran influencia de Bergman sobre el cine sueco. «Nunca lo habría hecho mientras él vivía. Era un anciano conservador y se volvió aún más conservador con el paso del tiempo, pero también era un artista muy sensible», dice Osten.

Bergman y Osten «eran a menudo enemigos y solían enfrentarse», recuerda Holmberg, que no excluye que el gigante del cine sueco se haya «revuelto en su tumba» al enterarse de que ella iba a dirigir una película con su guión. Ingmar Bergman, una leyenda del cine con más de 40 películas, murió el 30 de julio de 2007 a los 89 años. En 1963, su película «El silencio» fue la primera cinta de la posguerra en mostrar escenas de sexo, que fueron censuradas en numerosos países.